Encontré la receta de la torta galesa de la tía Fulvia, escrita con su hermosa e inolvidable caligrafía en una media hoja de cuaderno ya amarillenta, en la carpeta que mamá guardaba y en la que transcribía sus recetas magistrales. Era la misma letra que esperábamos en esas cartas azules que la tía Fulvia nos mandaba regularmente desde Londres. Carta con la estampilla de la reina incluida, que se compraba en cualquier oficina de correo; ella lo hacía desde la de Clapham Common, tal como yo lo hice durante ese año que permanecí allí, estudiando vitrales (stained glass) en la escuela de Arte de South Wimbledon.
Cuando edité mi primer libro: "Telegramas azules", como epígrafe puse: "Madre, cuando yo me muera/ que se enteren los señores,/ pon telegramas azules/ que corran de sur a norte". Ésto, lo sabrás, pertenece al "Romancero Gitano" de García Lorca. De alguna manera, ahora lo pienso, estaba aludiendo a aquellas cartas. Cuando viajé a Londres por ese año entero, llevé las obras completas de GL en ese libro de Aguilar en papel biblia, Ensueños, de Hermann Hesse, Canto de amor a Stalingrado, de Neruda, y algunas otras cosas más. Cuando lo leí a Hesse a los 35 años, me desencanté. Lo que había encontrado en El Lobo Estepario o en Demian, ya no era lo mismo. Quizá yo no era la misma.
TORTA GALESA
Batir hasta formar una crema lisa 2 tazas de manteca1 taza de azúcar molida. Incorporar uno a uno tres huevos batiendo siempre. Añadir 2 tazas de pasas de uva, 1 taza de azúcar abrillantada en trocitos pequeños, 1 taza de nueces picadas, todo previamente remojado en cognac.
Tamizar juntos: 4 tazas de harina 2 cucharaditas colmadas de polvo de hornear, 1 cucharadita de nuez moscada rallada, 1 de canela en polvo y ½ de clavo de olor en polvo. Agregar ésto al batido de manteca, alternando con ½ taza de azúcar caramelo que se disuelve con agua caliente. Agregar la ralladura y el jugo de 1 limón, 1 vasito de cognac y leche (se puede cortar la leche con el jugo del limón) hasta tener una consistencia de pasta más bien blanda. Al final mezclarle 1 cucharadita de bicarbonato de sodio disuelto en leche agria. Volcar en un molde forrado previamente con papel manteca o madera enmantecado. Cocinar en horno suave hasta que esté bien cocido.Puede también agregarse a la pasta después de batir la manteca con el azúcar 2 cucharadas de mermelada de naranja, higos o compota de manzana escurrida.
Fin de la receta.
El tema de las pasas de uva, agrego, era central. Creo que eran de 2 tipos: unas, lo recuerdo por su nombre exótico, eran las Sultanas. Las otras, chi lo sá. Quizá mi prima Pelusa me lo pueda aclarar. En tal caso, Pelusa, picá allí donde dice comentarios, y ponés el otro tipo de pasas. Todo sin semillas, claro está. Recuerdo que unas eran claritas, medio amarillentas y translúcidas. Lo que es la memoria...
lunes, 18 de mayo de 2009
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