lunes, 8 de junio de 2009

LAS ORQUIDEAS DE LIDIA

Una de las innumerables orquídeas de Lidia. Ella las cuida como a criaturas, que lo son, con sus nombres particulares y sus mañas (las de las orquídeas, convengamos), colgadas de las paredes de un pequeño patio interior que tiene aroma a jungla, escondidas casi entre las cortinas del living y el respaldo del sillón. "Uno desarrolla una verdadera pasión, casi obsesiva", dice Lidia más o menos algo así, "y quiere coleccionar más y más plantas y conseguir esas raras. Y entonces uno va a las reuniones de los cultivadores o viaja a lugares especiales donde se puede conseguir esa especie rara." Cuando saqué esta foto Lidia estaba por ir a un laboratorio donde le fertilizarían las semillas que habían crecido en una chaucha que, en un revire, le había nacido a una de sus plantas. Luego me diría que la había dejado en mano de quien la manipularía para fertilizar su carga, y me habló de una serie de maniobras que debían realizarse para que el "experimento pudiera llegar a buen puerto. "Y, me pueden salir más de 100 plantas", rubricó Lidia, y en su tono pude apreciar ese encandilamiento que suelen experimentar quienes contemplan y recuentan su tesoro.

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